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La sostenibilidad puede tener sus raíces en Palau hace 3.000 años

Cuando los habitantes de Palaos vieron que sus acciones afectaban a las poblaciones locales de peces, modificaron su forma de actuar para proteger esta importante fuente de alimento, según indican las pruebas. Es un ejemplo de lo que ahora llamamos sostenibilidad.

Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el estudio combina datos de arqueología, historia y paleoecología para obtener nuevos conocimientos sobre las interacciones entre el hombre y el medio ambiente en el pasado profundo.

Centrado en archipiélagos tropicales como Palau (Micronesia), los datos sugieren que los cambios ambientales provocados por el hombre crearon circuitos de retroalimentación que impulsaron nuevos enfoques de gestión de los recursos.

«Al parecer, los isleños respondieron a esos impactos inventando nuevas prácticas sostenibles», afirma Scott Fitzpatrick, profesor de antropología y director asociado de investigación del Museo de Historia Natural y Cultural de la Universidad de Oregón.

Los datos arqueológicos indican que los primeros palauanos se asentaron en el interior de sus islas más grandes hace unos 3.000 años, donde desbrozaron zonas boscosas y construyeron terrazas de tierra para apoyar la agricultura. Luego, en un movimiento que ha dejado perplejos a los arqueólogos, esas comunidades abandonaron gradualmente las regiones interiores en favor de los márgenes costeros, donde, a partir de hace unos 1.200 años, construyeron aldeas y establecieron huertos de taro protegidos del mar por los bosques de manglares.

Fitzpatrick y la coautora del estudio, Christina Giovas, arqueóloga de la Universidad Simon Fraser, recurrieron a datos ambientales e históricos para saber más sobre lo que impulsó la migración y los cambios relacionados. En primer lugar, examinaron los datos de las muestras geológicas de la región, que revelaron un aumento de la erosión a medida que la primera agricultura se afianzaba en el interior de la isla. La erosión habría contribuido a aumentar la escorrentía, afectando a su vez al medio marino.

Fitzpatrick afirma que las muestras de núcleo ofrecieron una posible visión del patrón de asentamiento de la costa, así como de las nuevas estrategias de producción de alimentos establecidas en los pueblos costeros.

«¿Los primeros palauanos modificaron sus estrategias como medio de conservar los recursos alimentarios marinos?», se pregunta. «Desde los estudios paleodietarios hasta los datos históricos, está claro que la vida marina ha sido una parte importante de su subsistencia durante 3.000 años, así que tiene mucho sentido que hicieran los cambios necesarios para preservar esos recursos».

Para profundizar, los autores miraron al pasado reciente, centrándose en el cultivo del taro en Palaos como posible análogo histórico.

«Históricamente, las comunidades de Palaos han situado los huertos de taro detrás de los manglares, en parte porque los manglares ofrecen condiciones ideales para el cultivo del taro, pero también porque atrapan eficazmente los sedimentos y evitan su escorrentía hacia el océano», afirma Fitzpatrick.

«Basándonos en los datos paleoecológicos y arqueológicos, parece que este sistema agrícola único e integrado puede tener sus raíces en el antiguo Palau y puede haberse originado específicamente por sus efectos mitigadores».